Hoy en “Yo te lo explico con rituales celtas” (sátira)
POR QUÉ HAY HOMBRES QUE ACOSAN A MUJERES EN DISCOTECAS
Muchas mujeres han sufrido el acoso de diferentes hombres en
el ambiente festivo nocturno a pesar de no mostrar, explícitamente, interés por
el macho en concreto y de tener que explicar que “tengo novio”, sea cierto o
no, como si eso fuera a ahuyentar al macho que suele responder ocurrentemente
“no soy celoso”, confiando en que su originalidad vaya a convencer a la hembra
acosada. Podría parecer un acoso más a una mujer que no devuelve su interés en
un espacio público, pero no busquemos explicaciones retorcidas a algo más
simple: la naturaleza.
David Attenborough lo compara con el cortejo del ave del
paraíso de Asia y Oceanía: nada como insistir con aliento perfumado de bebidas
espirituosas y de mostrar todos sus encantos varoniles con, por ejemplo, un
baile sin ritmo, en un cortejo que parece no tener fin. “¿Tendré éxito?” se
pregunta el macho cortejador. “¿Se irá ya?” piensa la hembra cortejada. Lo que
haga falta para perpetuar sus genes (Attenborough, 1998).
Pero fue ya McGuinness (en gaélico Mag Aonghusa) quien sentó las bases para entender este
comportamiento: el Beltayne. Es la fiesta que simboliza el encierro del ganado
para la temporada invernal. Aquí se iniciaba un mes de frenesí sexual, el Cyann
en el que jóvenes de ambos sexos exploraban su sexualidad cual bonobos
(McGuinness, 1993). Por lo visto de alguna forma esta celebración ha quedado
impresa en el ADN de los machos (incluso aunque no tengan genes gaélicos), pero
no de las hembras que, extrañamente para estos machos y para McGuinness, no se
sienten atraídas por todos los machos que ven y se han desprendido de esta
lujuria colectiva. McGuinness nos lo explica con gran criterio aludiendo a que
en este caso las mujeres simbolizan el ganado a encerrar. Ninguna feminista se
puede quejar con esta comparación porque es un estudio antropológico “y los
estudios antropológicos, como los niños y los borrachos, siempre dicen la
verdad” (McGuinness, 1994).
De todas formas, hay grandes investigadores que han mejorado
el estudio de McGuinness añadiendo el componente de “confusión nocturna”
(Dinio, 2001), la cual haría que el acosador corteje a quien se le ponga
delante sin realmente saber si es una farola o una mujer, ya que “a veces se
parecen y otras no” (A. Reyes, 2016), a la salida del garito.
Jacobson y K. Melvin ya están, además, llevando a cabo un
extenso estudio comparando el flujo hormonal de dos hombres con el de ninguna
mujer para demostrar que la testosterona aquí, tiene mucho que decir. Esperamos
impacientes sus hallazgos y que Álvaro Reyes actualice sus cursos incorporando
estas interesantes teorías a sus métodos de seducción, sobre todo centrándose
en las farolas ya que “si te muestras decidido, nunca te van a decir que no”
(A.Reyes, 2016).
No te pierdas la próxima explicación biologicista de
por-qué-las-mujeres-se-tienen-que-quedar-en-casa-cuidando-de-los-niños-y-el-hogar-porque-es-lo-más-natural-que-hay-y-a-mí-me-viene-muy-bien.
Excelente chicas. Con este humor me río de buena gana
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