miércoles, 10 de mayo de 2017

YO TE LO EXPLICO: Por qué hay hombres que acosan a mujeres en discotecas

Hoy en “Yo te lo explico con rituales celtas” (sátira)

POR QUÉ HAY HOMBRES QUE ACOSAN A MUJERES EN DISCOTECAS

Muchas mujeres han sufrido el acoso de diferentes hombres en el ambiente festivo nocturno a pesar de no mostrar, explícitamente, interés por el macho en concreto y de tener que explicar que “tengo novio”, sea cierto o no, como si eso fuera a ahuyentar al macho que suele responder ocurrentemente “no soy celoso”, confiando en que su originalidad vaya a convencer a la hembra acosada. Podría parecer un acoso más a una mujer que no devuelve su interés en un espacio público, pero no busquemos explicaciones retorcidas a algo más simple: la naturaleza.

David Attenborough lo compara con el cortejo del ave del paraíso de Asia y Oceanía: nada como insistir con aliento perfumado de bebidas espirituosas y de mostrar todos sus encantos varoniles con, por ejemplo, un baile sin ritmo, en un cortejo que parece no tener fin. “¿Tendré éxito?” se pregunta el macho cortejador. “¿Se irá ya?” piensa la hembra cortejada. Lo que haga falta para perpetuar sus genes (Attenborough, 1998).

Pero fue ya McGuinness (en gaélico Mag Aonghusa) quien sentó las bases para entender este comportamiento: el Beltayne. Es la fiesta que simboliza el encierro del ganado para la temporada invernal. Aquí se iniciaba un mes de frenesí sexual, el Cyann en el que jóvenes de ambos sexos exploraban su sexualidad cual bonobos (McGuinness, 1993). Por lo visto de alguna forma esta celebración ha quedado impresa en el ADN de los machos (incluso aunque no tengan genes gaélicos), pero no de las hembras que, extrañamente para estos machos y para McGuinness, no se sienten atraídas por todos los machos que ven y se han desprendido de esta lujuria colectiva. McGuinness nos lo explica con gran criterio aludiendo a que en este caso las mujeres simbolizan el ganado a encerrar. Ninguna feminista se puede quejar con esta comparación porque es un estudio antropológico “y los estudios antropológicos, como los niños y los borrachos, siempre dicen la verdad” (McGuinness, 1994).


De todas formas, hay grandes investigadores que han mejorado el estudio de McGuinness añadiendo el componente de “confusión nocturna” (Dinio, 2001), la cual haría que el acosador corteje a quien se le ponga delante sin realmente saber si es una farola o una mujer, ya que “a veces se parecen y otras no” (A. Reyes, 2016), a la salida del garito.

Jacobson y K. Melvin ya están, además, llevando a cabo un extenso estudio comparando el flujo hormonal de dos hombres con el de ninguna mujer para demostrar que la testosterona aquí, tiene mucho que decir. Esperamos impacientes sus hallazgos y que Álvaro Reyes actualice sus cursos incorporando estas interesantes teorías a sus métodos de seducción, sobre todo centrándose en las farolas ya que “si te muestras decidido, nunca te van a decir que no” (A.Reyes, 2016).



No te pierdas la próxima explicación biologicista de por-qué-las-mujeres-se-tienen-que-quedar-en-casa-cuidando-de-los-niños-y-el-hogar-porque-es-lo-más-natural-que-hay-y-a-mí-me-viene-muy-bien.

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